Por Javy
En el taller, bajo la luz tenue de una lámpara de queroseno, la radio del abuelo descansaba sobre la mesa, rodeada de herramientas y cables. El apagón llevaba horas en todo el país, y el silencio eléctrico pesaba en el pueblo. Don Elías, con sus manos nudosas, acarició el dial como si despertara un viejo amigo. Esto no es solo una radio, dijo, es memoria, conexión.
La comunidad se apiñaba ansiosa. Sin internet ni teléfono, el mundo exterior se había desvanecido. Pero una radio de los años 60, prometía traer voces lejanas. Elías desarmó la carcasa de madera, revelando válvulas polvorientas y cables desgastados. Paciencia, murmuró, mientras reparaba un condensador dañado, rescatado de otra reliquia. Los vecinos, siguiendo el espíritu del taller, aportaban: una pila artesanal, un cable reciclado, incluso un tornillo suelto.