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El fantasma del tranvía perdido

En el corazón del barrio de Bellas Vistas, entre las calles Bravo Murillo y Topete, se habla de un misterio que ha pasado de generación en generación: la leyenda del Fantasma del Tranvía Perdido. Los vecinos más mayores recuerdan los tiempos en que los tranvías recorrían el barrio, uniendo a los trabajadores y familias que iban y venían en su bulliciosa rutina diaria.

Cuenta la leyenda que, una noche de invierno a finales de los años 40, un tranvía se desvió de su ruta habitual. La niebla era tan espesa que el conductor no vio las señales a tiempo y, según dicen, el tranvía se desvaneció para siempre entre las calles del barrio.

Imagen: Luzia

Desde entonces, hay quienes afirman que, en las noches más tranquilas, cuando el tráfico cesa y el silencio se apodera de las calles, pueden escucharse los sonidos de aquel tranvía perdido: el chirrido de las ruedas sobre los antiguos raíles, el tintineo de la campana y las voces de pasajeros que nunca llegaron a su destino.

Doña Remedios, una vecina de toda la vida, asegura haberlo oído en más de una ocasión. Siempre pasa a eso de las tres de la madrugada, dice. Primero escuchas el tintineo de la campana, y luego un murmullo, como si los pasajeros estuvieran conversando. Algunos vecinos, como Paco el del ultramarinos, creen que todo es producto de la imaginación, pero otros, como los jóvenes que vuelven tarde a casa, cuentan que han visto sombras moviéndose en la neblina.

Para muchos, el tranvía perdido no es un fantasma que asusta, sino un recordatorio nostálgico de los días en que el barrio estaba unido por sus raíles. Es parte de Bellas Vistas, dice Doña Remedios. Un pedacito de nuestra historia que sigue rodando por las noches.

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